miércoles, 15 de febrero de 2012

Honrarás a tu padre


                       El pasado no la había preparado para el presente que estaba viviendo… (Gay Talese)

En 1969, Mario Puzo -escritor estadounidense de origen italiano- publica El Padrino, novela de ficción que, a través del personaje de Vito Corleone, retrata a la mafia de la década de los cuarenta. En el mismo año, Salvatore (Bill) Bonanno, hijo de Joseph Bonanno, jefe de una de las cinco familias de la mafia italoestadounidense que gobernaron la ciudad de Nueva York por más de tres décadas, se encontraba en medio de un juicio en la corte federal.
En 1971, Gay Talese -considerado el padre del nuevo periodismo en Estados Unidos- publica Honrarás a tu padre. Diez años de investigación permitieron al escritor abordar aristas tan desconocidas e impenetrables, como la vida de las esposas e hijos de los jefes de la mafia. Para esas fechas, Bill Bonanno ya tenía sentencia. Y en  Hollywood, el director Francis Ford Coppola se alistaba a estrenar la adaptación cinematográfica de El Padrino.
A finales del siglo XIX, los bajos fondos de la ciudad de Nueva York estaban regentados por las mafias de origen irlandés y judío. Migrantes de origen italiano como Salvatore Maranzano quien, años después, junto a Joseph Bonanno daría una estructura organizacional a la mafia, empezaba su carrera en las organizaciones al margen de la ley. A inicios del siglo XX, la población de origen italiano se había triplicado. La mayoría provenía de la isla de Sicilia. Los Bonanno eran originarios de Castellammare del Golfo, un pequeño pueblo siciliano  donde la relación entre familias estaba dada por la constante lucha de poder.
Con el tiempo esa lucha se volvió transatlántica. Se trasladó a Queens, Manhattan y, sobre todo, a  Brooklyn. En medio de sus angostas calles,  casas y edificios llenos de migrantes, fueron testigos de la guerra de los castellammarenses, la guerra de los Banana (Así denominó la prensa, al conflicto interno, ocurrido en la década de los sesenta, entre dos facciones de la organización Bonanno), y las incontables guerras internas, alrededor de las veinte y cuatro familias que conformaban la Cosa Nostra a lo largo de Estados Unidos.
A inicios de la década de los sesenta, los capos de la mafia intuyeron que la época dorada de su organización se extinguía. El joven fiscal  general de los Estados Unidos, Jhon  Kennedy, se había propuesto terminar con la Cosa Nostra. La vida glamorosa de los mafiosos, retratada a diario por periódicos y revistas, fue remplazada por titulares de órdenes de arresto y juicios.
Los jefes pasaban meses enteros en la clandestinidad, escondiéndose de las autoridades que los buscaban para ponerlos tras las rejas, y de sus enemigos, que los querían muertos. Del otro lado, sus  esposas e hijos vivían sus propios confl ictos internos. Su presente estaba relacionado con su pasado familiar, ir en contra corriente no era una opción para sus vidas.
Bill Bonanno fue el primogénito de Joseph Bonanno,  el capo con más tiempo al frente de una de las cinco familias de la mafia en Nueva York. Bill y sus dos hermanos, crecieron bajo la sombra de su padre. Pero a diferencia de Catherine y Joseph Jr. Bill, desde pequeño estuvo atraído por la figura e impotente presencia de su progenitor. A pesar de eso, en su juventud estuvo dispuesto a labrar un camino distinto y distante al de sus antepasados. El tiempo le enseño que la lealtad hacía su padre era más fuerte que su propia voluntad.
Talese, a más de situarnos frente a frente con los hechos y acontecimientos que dieron origen a la mafia italiana en Estados Unidos y su posterior auge y caída, nos plantea entre líneas y  bajo las premisas de Sigmund Freud, cómo la relación que tenemos en la infancia con nuestros padres nos marca y condiciona el resto de nuestras vidas. Cabría que el lector se pregunte: ¿Qué estaría dispuesto a hacer por lealtad a su padre?